domingo, 2 de diciembre de 2007

Mitología II



Recuerdo que mi primera entrada hablaba de uno de mis viajes por las tierras griegas. Pues bien, también recuerdo que comente hacer una entrada con alguna de las historias de la mitología griega.
He repescado una, que todos habéis oído alguna vez, que os voy a narrar a continuación:

TESEO Y EL LABERINTO DEL MINOTAURO

Androgeo, hijo del rey Minos, era un joven carismático y un deportista capaz , que llegó a Atenas para participar en los juegos que organizaba Egeo. El principe cretense logró vencer a todos los concursantes de los juegos. Fuer entonces cuando Egeo dominado por la envidia, le envío a enfrentarse con el toro de Maratón, lo que provocó la muerte de Androgeo. Su padre, el rey Minos estaba por entonces en Paros ofreciendo sacrificio a los dioses cuando se entero de la injusta desaparición de su hijo. Al terminar la ceremonia, el rey organizó a su flota y se dirigió a Atenas para atacarla. La guerra duró bastante tiempo y acabó con la derrota de Atenas que fue obligada a pagar un tributo anual de sangre a Minos. De modo que cada año siete muchachos y siete muchachas se enviaban como presas que luego devoraba el monstruo Minotauro.
Minotauro era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Era hijo de Pasifae, esposa de Minos, y un toro que Poseidón había enviado a Minos. Minos muy vergonzoso por el nacimiento de tal monstruo, mando que el arquitecto Dedalo construyera para él el Laberinto, un palacio donde encerró al Minotauro quien era antropófago (come carne humana).
Teseo pronto enfrentó este grave asunto cuando llegó el momento de pagar la "contribución" a Minos.
El pueblo había empezado a mostrar su descontento. Se dice que Minos elegía a los jóvenes que caerían víctimas del Minotauro y exigía que fueran sin arma alguna. Estos inocentes no tenían posibilidades de salvación pues se perdían en la laberíntica construcción donde les encontraba el toro y les despedazaba.
Teseo decidió ser uno de los siete jóvenes que servirían de alimento al Minotauro, con el objeto de aniquilarlo. Avanzaba el barco con el fúnebre cortejo, con sus velas negras desplegadas. Egeo lo había equipado también con velas blancas por si el regreso fuera exitoso. Esta sería la señal de la buena nueva, antes de anclar en puerto. Teseo llegó a Creta y fue llevado junto al os otros jóvenes al laberinto. Sin embargo, Aridana, la hija de Minos se enamoró de Teseo, y antes de que el joven entrara en el palacio del Minotauro, le dió un ovillo de hilo y le aconsejó que atara un extremo a la salida del laberinto y que lo desenvolviera conforme avanzara para no perder su camino. Es más, Ariadna le pidió que cumpliera su promesa de llevarla con él como su mujer, a Atenas.

Teseo logró vencer al Minotauro a puñetazos y liberó a sus compañeros. Acto seguido escaparon junto con Ariadna, sin ser vistos. No obstante, llegados a Naxos, una de las escalas de su viaje, Teseo abandonó a Ariadna, quien se consolo rápidamente en brazos del dios Dionisio. Aunque todo marchaba muy bien, los viajeros, entusiasmados con el regreso olvidaron de cambiar las velas negras por las blancas de la alegría.
El infeliz Egeo, desde el Templo de Sounion, divisó velamen, dió por segura la muerte de su hijo y se arrojó desapareciendo en el mar, que desde entonces se denomina Mar Egeo.

2 comentarios:

Evinchi dijo...

Dios mío, es como Pasión de Gavilanes a lo griego...que pastel. ;) Muas tito.

Anónimo dijo...

Ya me extrañaba a mí que no le hubieses mencionado antes :P